Miradas

domingo, 15 de noviembre de 2015

Eran dos imanes,
ambos positivos
y tan incompatibles que entre ellos
hacían fuego.

Eran marea alta,
bandera roja y mucho ruido.

Eran dos
y jamás se hicieron uno.

Se compenetraban a la perfección
para distorsionar el mundo.
Hablaban a gritos
o sin hablar.

Miraban juntos al cielo
por no mirarse el uno al otro.

Se habían querido sin querer.
Evitarlo.
Y ahora la vida se había muerto.


sábado, 7 de noviembre de 2015

Dejémonos

Déjame, déjame comer un día en el desierto de tu cuerpo,
de tu cuerpo convertido en letanía.
Déjame, déjame entonces romper tus espejos,
tus espejos de espuma de color aguamarina.

No me dejes, no me dejes nacer otra vez en cada beso,
en cada beso que me niegas por manía.
No me dejes, no me dejes claudicar esta vez en nuestra guerra,
en nuestra guerra que pacíficamente me envenena.

Déjame, déjame congelarme en el purpúreo invierno de tus andares,
de tus andares, los que me llevan por la senda escondida.
Déjame, déjame perderme en la frágil pasión de tus contrastes,
de tus contrastes y de tus grandes manos llenas de espinas.

domingo, 11 de octubre de 2015

7 de Octubre

Hoy he visto a la Locura y me ha mirado a la cara. Ha abierto los brazos y las piernas y ha gritado hasta llenar la sala. La he mirado perpleja, como con pena y envidia. Tenía las manos de una artista y el corazón de un pájaro desplumado.

Estoy segura de que su alma era de barro.


Me miraba entre las rejas de una cárcel que existió hace años. Me miraba y la sentía tan cerca, tan amenazante, tan destructiva, que la confundía con los trozos de un espejo.


Me he mojado con las lágrimas de la más pura desesperación y he cerrado los ojos ante la perfecta descomposición que supone conocerse a uno mismo.


He visto cuerpos curvarse al compás de un piano. He visto figuras en movimiento. He percibido la sombra de la verdadera clarividencia. Me he dejado una parte de mí en uno de esos sillones.


He estado delante de una obra de arte y ahora sé lo que es sentirse pequeña.


'Aquí estoy. Ya no tengo cincel ni martillos. Aquí estoy, sin barro y sin camisa de fuerza.'

domingo, 27 de septiembre de 2015

Síndrome de Estocolmo

Un piano sonando solo en medio de una sala vacía.
El suelo es de mármol, igual que las paredes, 
impecablemente frías,
patéticamente lisas.

Las teclas suben y bajan,
siguiendo un compás perfectamente medido,
describiendo una melodía insoportablemente perfecta.

El corazón del artista se va congelando a medida que avanza la partitura.
Sus pies ya son casi parte del suelo,
y sus manos no pueden separarse de ese instrumento casi vivo
que se ha convertido en una jaula preciosa.

Detener su percusión,
salir de la sala,
eso sería un crimen.
Sería un despiadado asesinato al sonido más divino de la historia.
Sería una traición a su perpetuo secuestrador.

El pianista le da la vida a aquello que le quita la libertad.
Pero esa melodía es suya.
Él es esa melodía.
Y su vida ya se ha convertido en una espiral dominada por un esperpento.
La más divina música salida de sus manos.
La libertad negada por hacer sonar a la belleza.
El más calculado Síndrome de Estocolmo.

domingo, 9 de agosto de 2015

Mamá tierra

Han derramado lágrimas los hombres por tu riqueza. 
Han bailado estirpes sobre tu cabeza. 
Han descifrado tu geografía, te han explorado y te han explotado. 
Generaciones han besado el suelo del que eres madre. 
Muchos han dado gracias. Muchos otros te han tirado piedras a la cara. 
Has engendrado bestias, genios, artistas, arquitectos de tu propio imperio. 
Los más sabios solo han sabido imitarte. 
Eres perfecta. 
Me he escondido noches enteras bajo tu manto. 
Has dado de comer hasta al más salvaje. 
Nos has hecho hermanos. 
Nos has hecho iguales. 
Nos has amamantado hasta que te hemos mordido la teta. 

jueves, 4 de junio de 2015

2012

2012 fue el útero de tantas historias que la idea de que aquel año albergara el fin del mundo sonaba tan creíble como incierto.

2012 se rió de nosotros y nos legó el placer de reírnos para siempre de la vida.
Fue la base desde la que despegaron mil aviones que no han vuelto, fue el vendaval que se lo lleva todo por delante y te trae un montón de hojas secas para que te acuestes a mirar el cielo -ya vacío-.

Escribir sobre un año que ya se fue te hace sentir un vacío asesino a la vez que placentero. Porque puedes recordar, y puedes sentirte viva en el recuerdo. Pero el recuerdo es algo abstracto y  hemos crecido.

2012 se fue, y nosotros nos fuimos con él.
Y se fueron las voces, y se fueron las chispas, las luces, los sueños por la noche.
Se fue la inocencia y se fue para no volver.

Para no volver se fueron las primeras veces.
Por irse, se fueron hasta las despedidas difíciles.
Nosotros también nos fuimos. Y ellos, y vosotros.

 Pero hoy es 2012 en mi cuarto, y el mundo ya no gira a mi compás. O será al contrario.
Creo que de tanto mirarlo le he dado la vuelta al calendario.

2012 nos dio la luz necesaria, nos curó todas las heridas.
Fue una puerta abierta,
y no estaba indicado si era de entrada o de salida.
Fue el presente más perfecto de mi vida.

Y ahora hemos crecido,
hemos conjugado tantas veces ese verbo...

Nos fuimos, pero hemos vuelto en forma de promesa
y quiero quedarme.
Y quiero avanzar.
Y quiero conocer mi propia geografía.
Y nada va a ser igual, pero quiero que todo ahora sea como nunca.

Aunque esta noche, en mi cuarto, seguimos siendo 2012.



lunes, 25 de mayo de 2015

Somos la generación de las risas enlatadas,
de los domingos por la tarde,
de los ‘likes’, de los ‘favs’.
Somos la generación podrida.
La manzana negra de la sabiduría.
Somos bombillas apagadas,
tenemos enfrente el universo

y seguimos mirando la pantalla.

domingo, 26 de abril de 2015

Diluvios

Llovía,
llovía con la fuerza de mil tempestades.
Llovía,
era Abril, que le mojaba el alma.
Llovía,
y las calles estaban más secas que nunca. 

lunes, 20 de abril de 2015

Desperté

Desperté un día que llovía. Creo que fue el destino y esa manía de la vida de suavizar las cosas de vez en cuando. Al principio solo vi sombras, escalas de grises y personas tan indistinguibles que formaban una especie de feo paisaje móvil. Las veía moverse como a trompicones, siempre en grupo y muy deprisa. Escuchaba sus voces, y no era música, sino ruido. Se compenetraban a la perfección para distorsionar el mundo. Parecía como si en mi ausencia hubiesen planeado su autodestrucción.

Después dejó de llover. Después el viento. Después la niebla. Después el frío. Después el golpe. Después la ausencia. Después la claridad. Después la realidad. Después el miedo. Después la vida. Después grité, y deseé morir cuando supe con certeza que acababa de nacer.


Desperté de un golpe. Y sonó a vacío. Salió el sol, y la humanidad sacó sus sombrillas, paraguas, sombreros y demás artilugios mientras yo lloraba y el mundo me abría sus mugrientos brazos. Bienvenida.


Todo era blanco, rectilíneo y artificial. La naturaleza nunca ha sido suficiente para las personas ambiciosas. Habían levantado muros, derribado bosques para crear paradójicos hogares. Habían matado vida para invertir en basura. Intercambiaban papeles y piezas metálicas continuamente y vivían por y para ello. Ofrecer ayuda se había convertido en un negocio y el verbo Tener se había puesto por encima del paradigmático Ser. 
Nadie se daba cuenta porque todos seguían una especie de cadena que ‘nadie’ había empezado.

Desperté sin querer hacerlo. La ignorancia es el sueño más bonito y ahora lo añoro.