Eran dos imanes,
ambos positivos
y tan incompatibles que entre ellos
hacían fuego.
Eran marea alta,
bandera roja y mucho ruido.
Eran dos
y jamás se hicieron uno.
Se compenetraban a la perfección
para distorsionar el mundo.
Hablaban a gritos
o sin hablar.
Miraban juntos al cielo
por no mirarse el uno al otro.
Se habían querido sin querer.
Evitarlo.
Y ahora la vida se había muerto.
...escribir es ese punto medio entre la verdad que duele y la mentira que alivia
Miradas
domingo, 15 de noviembre de 2015
sábado, 7 de noviembre de 2015
Dejémonos
Déjame, déjame comer un día en el desierto de tu cuerpo,
de tu cuerpo convertido en letanía.
Déjame, déjame entonces romper tus espejos,
tus espejos de espuma de color aguamarina.
No me dejes, no me dejes nacer otra vez en cada beso,
en cada beso que me niegas por manía.
No me dejes, no me dejes claudicar esta vez en nuestra guerra,
en nuestra guerra que pacíficamente me envenena.
Déjame, déjame congelarme en el purpúreo invierno de tus andares,
de tus andares, los que me llevan por la senda escondida.
Déjame, déjame perderme en la frágil pasión de tus contrastes,
de tus contrastes y de tus grandes manos llenas de espinas.
de tu cuerpo convertido en letanía.
Déjame, déjame entonces romper tus espejos,
tus espejos de espuma de color aguamarina.
No me dejes, no me dejes nacer otra vez en cada beso,
en cada beso que me niegas por manía.
No me dejes, no me dejes claudicar esta vez en nuestra guerra,
en nuestra guerra que pacíficamente me envenena.
Déjame, déjame congelarme en el purpúreo invierno de tus andares,
de tus andares, los que me llevan por la senda escondida.
Déjame, déjame perderme en la frágil pasión de tus contrastes,
de tus contrastes y de tus grandes manos llenas de espinas.
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