Miradas

jueves, 3 de octubre de 2013

362

Hace ya muchas madrugadas
-en vela-
que tengo la página 362 marcada.

Tal vez esto tenga que ver con las noches que me paso
leyendo entre lineas aquel diciembre de lunas frías y miradas congeladas.

De aquel ''dame la mano''
y las risas tontas mirando hacia otro lado.
De los golpes que me daba el corazón en cada pálpito,
del abismo de las yemas de los dedos que rozaban
el cielo y el infierno sin tocarnos.


En mi vida había acudido a un invierno tan lleno de primaveras.
Jamás nadie me había hablado de que las famosas mariposas,
no son sino gorriones aleteando
con tanta fuerza que casi me revientan el estómago.

Que me daba miedo el mar hasta que me encontré tus ojos,
que son el espejo del cielo entero, y parte del infierno.
Que tu boca no se me antoja menos bella
que cualquier poema de mil versos.
Y es que tienes escondidos,
entre las comisuras, a Bécquer y a Salinas.

¿Por qué crees que sale la luna cada noche?
Me contó al oído que no puede dormir si no es en tu pelo.

Y claro que desde Orihuela pueden verse las estrellas,
lo que pasa es que hay que mirar un poco más abajo,
a la altura de tus pestañas, más o menos.

Que hay que deslizarse por tu cuello para mantener el equilibrio
y no hay mejor escondite para las noches -o los días-
de frío -o de calor- que el Edén que se extiende
desde tu garganta hasta tu ombligo.

Y en ese libro en el que guardo cuatro estaciones por año,
doblo cada noche la esquina de la página 362,
en la que, sin serlo, las letras se ven de otro color.

                                                                                                      Askiñas


No hay comentarios:

Publicar un comentario