Miradas

lunes, 23 de septiembre de 2013

Con la lluvia de la mano, por ejemplo un tango

A lo mejor amanezco hoy en uno de esos portales grises,
vigilando cada gota de lluvia que cae 
y se estrella con el asfalto.

Puede que pase toda la noche analizando esas pequeñas partículas
y pensado
que tal vez no sean tan diferentes a mi.

Seguramente tenga el placer de bailar un rato con ellas,
al compás de la música que todos oyen 
pero nadie escucha,

de los acordes de la tormenta,
la melodía del cielo y de los días reservados a los poetas y a los viejos.

Creo que voy a dedicar unas horas 
a abrazar este abismo que me separa de ti,
al cielo y a las nubes
que hoy no están de humor
pero que  -aunque desafinada- 
se merecen una canción.

No hay cosa mejor que matar horas agarrada a la cintura del diluvio, perseguida únicamente por mi sombra

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